scenas íntimas

¡Qué cosa más curiosa! Acabo de terminar un trabajo de esos que sólo se hacen por dinero, porque durante todo el tiempo que le he tenido que dedicar no le he encontrado casi ningún otro aliciente, y de repente me han vuelto a entrar ganas de dibujar. Cuando ya creía que lo de disfrutar dibujando se había acabado...Zas! me encuentro de nuevo dibujando por placer, sin sentido, y por vicio (en todos los sentidos). Bufff, que alivio! De verdad que hay encargos capaces de amargarle la vida a uno. Sobre todo por la incompetencia de la gente que los suele dirigir. Esa sensación de que todo lo que haces es feo, inútil y estúpido, llega a quitarte las ganas de todo. Y si además se alarga en el tiempo la amargura se hace difícil de llevar, y sólo la alivia ligeramente el triste dinero que te pagan por ello, que casi siempre sabe a poco teniendo en cuenta la cantidad de horas perdidas dedicadas a intentar hacer bonito cosas que difícilmente lo son. En fin, se podría decir de cualquier trabajo lo mismo, pero el mío es este y es el que conozco. Además es el que me permite seguir esforzándome por hacer las cosas un poco más bonitas de lo que son y reconocer ese esfuerzo en mucha más gente que como yo disfruta dibujando y vive para eso, a pesar de tanto mal gusto y tanto inútil como hay por este mundo suelto.
Y para ilustrar este panfleto, ahí va un dibujo de chicas ligeras de ropa que tanto me gustaba y me gusta seguir haciendo.